Cartas para mi yo más joven...
Nota: Este artículo está basado en mi experiencia de vida, cosas que he decubierto en sesiones con mi psicólogo y cosas que he aprendido de material académico sobre autismo.
Como te habrás dado cuenta por las muchas pistas que hay en el sitio, mi nombre es Nicolás, y yo tengo autismo.
Imagen: Una máscara decayente.
Como leerás nuevamente en el texto al final de cada carta, recientemente he sido diagnosticado con TEPT-C (Trastorno de Estrés Postraumático Complejo), resultado de vivir la vida en un mundo que no sólo no está hecho para personas como yo, sino un mundo que constantemente nos muestra que no somos bienvenidos.
En algún momento de mi vida, comencé a tener periodos de ansiedad y depresión. Por mucho tiempo, pensé que simplemente era parte de mi cerebro funcionando distinto, autistamente. Recientemente, me percaté de que no era así, y que había algo más. Tras un largo diagnóstico, mi terapeuta y yo llegamos a la conclusión de que tengo TEPT-C.
Basta con tener un 30% de los síntomas de TEPT para recibir un diagnóstico (con ciertos criterios). Yo, como muchas otras personas autistas, tengo el 80% de los síntomas.
Algo común en víctimas de tortura... algo común en personas con autismo.
El trabajo con respecto a este nuevo diagnóstico ha sido particularmente difícil. No sólo de realizar, sino incluso de saber cómo comenzar. Resulta ser que el TEPT-C es muy distinto en personas autistas. Por ejemplo, inicialmente, algo que me pareció extraño es que una de las características más notables del TEPT-C son los flashbacks, y yo no parecía tenerlos. Resulta ser que, para muchas personas autistas, que pensamos en imágenes, los flashbacks no son (al menos en mi caso) distinguibles de un recuerdo normal. Asimismo, la hipervigilancia es algo que ya es parte de mi vida diaria, y no es algo que pueda distinguir de un síntoma de TEPT-C.
De manera que, por ejemplo, puedo tener un flashback y no darme cuenta, sino simplemente sentirme mal y no saber por qué. O puedo estar solo en mi casa donde, en teoría, no necesito mantener una constante vigilancia de mi comportamiento y entorno, solo para estar atrapado en ese estado mental sin percatarme de ello.
Eso, y la falta de literatura sobre el tema, me ha llevado a escribir estas cartas. Como un intento más de buscar alguna manera de trabajar mi pasado. Y, de ser posible, lograr resolver algo de mi presente.
Cartas que desearía haber recibido en el pasado
Mi diagnóstico de autismo fue tardío. A los 16 años.
Para entonces, lamentablemente, ya había acumulado una década de abusos, maltratos y discriminación. Lo peor fue el no saber por qué. El no entender por qué.
“La emoción más antigua y fuerte de la humanidad es el miedo, y el tipo más antiguo y fuerte de miedo es el miedo a lo desconocido.” ― H.P. Lovecraft
Sin saber de la existencia de esta frase, yo comprendí su significado muy pronto en la vida. Considero que eso fue algo de lo que más me afectó en esos años: no saber por qué me pasaban las cosas que me pasaban. No saber por qué me sentía como me sentía. No saber por qué no podía hacer las cosas que los demás podían hacer.
Saber el porqué de las cosas puede que no lo parezca, pero es más importante de lo que parece. Lo habría sido para mí, al menos.
Cartas que no me gustaría tener que escribir en el presente
Al final de todo, estas cartas son un intento de darle sentido al absurdo.
Absurdo en el sentido más cruel de la palabra. En el sentido que Albert Camus le da en su obra El mito de Sísifo.
A su manera, estas cartas son una forma de trabajar mi pasado. Pero al mismo tiempo, son un recordatorio de la realidad que me rodea.
Considero que, actualmente, he logrado la rebelión al absurdo planteada por Camus en varios aspectos de mi vida. Una rebelión que hay que llevar a cabo cada día. Todos los días. Toda la vida. Cansado no comienza a describir el peso de una vida así. Sin embargo, la alternativa es simple.
No jugar el juego. O más simplemente dicho, quitarme la vida. Suicidarme. Como muchos otros autistas lo han hecho. Como muchos otros autistas lo harán.
Al día de hoy, al escribir esto, ha sido el día 10,468 en que he decidido que no jugar el juego no es una opción. Pero también ha sido el día 10,468 en que me he tenido que recordar que no jugar el juego es una opción.
Al final de todo, estas cartas son un intento de darle sentido al absurdo. Sólo puedo imaginar una vida libre de estos planteamientos. Una vida donde no hace falta plantear la rebelión al absurdo cada día. Una vida donde no hace falta recordar que no jugar el juego es una opción. Una vida donde no tuve que escribir estas cartas.
Pero esa vida no es la mía. Y no lo será. No lo fue antes, y no lo será en el futuro.
Puede que tú, quien lees esto, no seas una persona con autismo. Y puede que te parezca difícil plantear algo tan extremo como lo que he planteado aquí. Te invito a leer las primeras dos cartas y plantearte de nuevo si esto es exagerado o no.
Acerca de estas cartas:
Estas cartas son una serie de cartas escritas para mi yo del pasado.
Cartas que me hubiera gustado recibir cuando era más joven.
Cartas que desearía no tener que escribir.
Cartas que si bien, seguramente no habrían mejorada nada, al menos me habrían explicado por que la vida era tan absurda.
Absurda... en el sentido más doloroso que podría tener esa palabra.
Estas cartas han surgido como parte de un proceso de trabajo personal:
Recientemente, como a muchas otras personas autistas, me han diagnosticado con TEPT-C (Trastorno de Estrés Postraumático Complejo) presentando aproximadamente 80% de los síntomas. Como referencia, basta con tener 30% para ser diagnosticado (siguiendo ciertos criterios). Todo esto, resultante de simplemente vivir la vida en un mundo que no está diseñado para personas como yo.
Estas cartas son un intento de procesar la multitud de traumas acumuladas que dieron lugar a esta manera tan problemática de experimentar el mundo. ( TEPT-C, no el autismo).
Mi decisión de hacerlas públicas es un intento de compartir mi experiencia con otras personas autistas. No hay manera de ayudar a mi yo del pasado, pero tal vez pueda ayudar a alguien más.
Si no eres autista, puede que aún así encuentres algo de valor en estas cartas. Al menos el 3~4% de la población es autista, diagnosticada o no. Puede que esto te ayude a entender a alguien que conoces.
Cartas:
- Cartas para mi yo más joven... : Mi yo más joven, estas son una serie de cartas que desearía haber recibido en el pasado, y que desearía no tener que escribir en el presente.
- Carta #1: Autismo - Una presa fácil para el resto de la humanidad : Quizás hayas oído hablar de algo llamado autismo. Quizás pienses que tú o alguien que conoces es autista. O tal vez esta sea la primera vez que escuchas sobre ello. Voy a intentar explicar qué es el autismo.
- Carta #2: El absurdo - Un pequeño pedazo del infierno, sólo para ti. : Yo más joven, lamentablemente, no hay nada que pueda hacer para ayudarte a evitar lo que se avecina. Pero al menos puedo darte una explicación de por qué estás en lo que parece ser el infierno en la tierra.